Ciudad de México a 30 de Junio de 216.- Una
de las funciones del Legislativo es vigilar la gestión de otros poderes, pero
en los congresos estatales ocurre lo contrario: los diputados locales no llaman
a comparecer al Ejecutivo ni a los secretarios y, en cambio, aprueban —sin legislar—
sus proyectos de ley.
Que los congresos estatales estén al servicio de los
gobernadores y olviden su función de velar por el interés público, el de los
ciudadanos, lleva a casos como los que actualmente viven Chihuahua, Quintana
Roo y Veracruz, en donde los mandatarios salientes han presentado iniciativas
para ‘blindarse’ de investigaciones de corrupción.
Esos Congresos, de mayoría priista, el mismo partido que los gobernadores, más que fungir como un contrapeso ante irregularidades del Poder Ejecutivo local se convierten en cómplices.
Esos Congresos, de mayoría priista, el mismo partido que los gobernadores, más que fungir como un contrapeso ante irregularidades del Poder Ejecutivo local se convierten en cómplices.
En todo el país, los 32 congresos estatales aprueban en
promedio el 73% de las iniciativas que envían los gobernadores.
El año pasado, siete gobernadores del PRI no encontraron
contrapeso en los diputados locales que aprobaron, incluso sin discusión de por
medio, cada una (el 100%) de las iniciativas que mandaron. Este fue el caso de
Rodrigo Medina en Nuevo León, Roberto Borge en Quintana Roo, Egidio Torre Cantú
en Tamaulipas, Carlos Lozano de la Torre en Aguascalientes, Roberto Sandoval en
Nayarit, Jorge Herrera en Durango y Francisco Olvera en Hidalgo.
Éste último destaca también por ser el congreso estatal con
menos iniciativas presentadas de parte de los mismos diputados. Durante 2015,
en Hidalgo sólo hubo 3 iniciativas de los legisladores pero se aprobaron las 22
que envió el gobernador, según consta en los datos legislativos recabados por
el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y que revisó Animal
Político.
Los congresos estatales tampoco cumplen su función de
control y vigilancia del Poder Ejecutivo. En 2015 Nayarit, Quintana Roo,
Querétaro, Guanajuato, Tlaxcala y Michoacán no pidieron la comparecencia de un
solo funcionario, pese a que éste es un ejercicio de rendición de cuentas.
“El control del poder Ejecutivo como del Legislativo está en
manos de los gobernadores. Los diputados locales pueden incumplir con la ley,
pocas veces son llamados a rendir cuentas y actúan según los intereses del
gobernador en turno y dejan a un lado a sus representados”, dijo Juan Pardinas,
director general del IMCO.
Los órganos fiscalizadores estatales son el ente a cargo de
velar por el buen funcionamiento de congresos estatales. Sin embargo, existe
una relación de dependencia y subordinación tanto hacia el gobernador como
hacia los mismos congresos estatales, lo que pone en duda su funcionamiento.
Y hay más. Este desempeño a favor de los gobernadores no
sólo es en contra de las funciones de cualquier poder Legislativo, la mayoría
de los diputados estatales también violan la ley porque trabajan menos de lo
que deberían.
Reglamentos señalan cuántas sesiones deberían celebrar, pero
20 Congresos locales sesionaron en 2015 menos de lo establecido.
Por ejemplo, a los diputados de Michoacán les faltaron 157
sesiones; a Aguascalientes 91, a Guanajuato 73, a Baja California 60; y a
Puebla, Querétaro y Baja California Sur 53.
El IMCO señala, en ese sentido, que mantener un congreso
estatal irresponsable en sus funciones se vuelve tarea más difícil con
ciudadanos apegados al trabajo legislativo. (Fuente: Animal Político | Noticaribe)
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