Por Rubben's Cassanova -
Uno con el latente temor
de que le roben la elección. El otro, no sólo se juega el ridículo histórico de
ser el primer candidato oficial en perder la gubernatura de Q. Roo, también se
juega su libertad.
Las tendencias no
favorecen al candidato oficial, y eso significaría la debacle institucional,
pero en lo personal, su cataclismo puede ser mucho peor. Y no inventamos nada,
porque ya su rival le cantó su futuro: “si el voto me favorece el 5 de junio
(mañana) habrán suficientes pruebas para que paguen los corruptos con la
cárcel”.
Me divierte imaginar el
infierno del candidato oficial, quien hace 3 años quedó como loco en su búnker.
Le entró la sensación de perder la presidencia municipal de Solidaridad contra
Orlando Muñoz, ¡por Dios! Sin ánimo de ofender al perredista, ¡carajo! Nunca
tuvo la más mínima posibilidad de triunfar y aún así el candidato oficial quedó
peor que loco, insultó a los presentes, los amenazó, rompió computadoras y todo
porque le entró la angustia por la posibilidad de derrota aquella noche del
sábado 1 de junio de 2013.
Hoy, 3 años después, la
pregunta es ¿cómo estará ya de angustiado el candidato oficial a esta hora? Sin
duda yo hubiera comprado asiento en primera fila en su búnker para observarlo
cuando esté cayendo la noche de este sábado, vísperas del “Día D”. Sería todo
un espectáculo estar ahí, ahora que sus posibilidades de perder son
monumentalmente reales porque las encuestas de verdad así lo indican. Si hace 3
años quedó a borde de la demencia por una presidencia municipal y con la
victoria asegurada por default porque se trató de una elección de estructuras,
¿cómo se pondrá hoy que tiene más asegurada la derrota que la victoria? ¡Ya lo
sabremos!
Aclaración, una de las
sombras que ilustran esta columna no es la de Juan Gabriel.
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